En Cañuelas
La sirena que suena, ladridos, aullidos, el grito certero que atraviesa la siesta y desgasta al silencio.
El patio ahí, suspendido, engarzado a un tiempo que no se mueve ni nada. Los jazmines detenidos en un sin fin de variaciones, los malvones , las suculentas y las rosas chinas.
Un pedazo de mundo aburrido al sol, una mirada quieta que interroga y se vuelve a ir.
Diciembre /2011
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